Al final del experimento, alrededor del 75{c33e3ff24568c8ca995e110039bb074f3914c2b80b2335e33cfd23862167f53b} de los sujetos habían desarrollado su propio comportamiento supersticioso. En concreto, una de las palomas giraba en sentido contrario a las agujas del reloj (y sólo de este modo) dos o tres veces entre comida y comida.
Posteriormente se detectaron comportamientos similares en orangutanes, ratas, perros y monos.