En otras palabras, es probable que los caballos pongan en práctica comportamientos que conocen y respondan a las señales de los jockeys. Ganar una carrera depende de una combinación de la habilidad natural del caballo, su forma física y las habilidades del jinete, más que del impulso intrínseco del animal por ganar.
Por lo tanto, no existe una motivación intrínseca directa para que el caballo corra más rápido y consiga el primer puesto, sólo el deseo de que la carrera y la presión que la acompaña por parte del jinete terminen por fin.